El pasado fin de semana tomando algo con mi grupo de amigos, surgió la conversación sobre una famosa serie de televisión americana, My Name is Earl (ver tráiler). El protagonista, tras una consecución de desafortunados sucesos, descubre el Karma. Este descubrimiento le hace replantearse su vida y decide dar un giro a mejor. Entonces elabora una lista con todas las malas acciones que ha hecho a lo largo de su vida con la intención de darles la vuelta, bajo el lema:
“Si haces cosas buenas, te pasarán cosas buenas”
A partir de esta conversación, le di muchas vueltas al Karma y la devolución que la vida hace de las buenas acciones que realizamos.
El Karma es un ejemplo especial de la ley causa y efecto, estableciendo que nuestras acciones físicas, verbales, mentales son causas, y las experiencias que vivimos sus efectos.
El Karma se interpreta como una ley cósmica de retribución, según la cual recibimos según hemos dado. Las acciones virtuosas tendrán resultados futuros felices, las acciones perjudiciales que realicemos nos traerán sufrimiento.
¿Os imagináis que realmente la vida fuese así? ¿Qué ocurriría si cada buena acción que realizamos nos fuese devuelta en un futuro en forma de felicidad? No creo que muchos pensasen en realizar malas acciones….
En el ámbito comercial esta Ley puede ayudarnos a dar una vuelta a nuestra profesión y a la actitud que debemos tomar en ella.
Realmente en nuestro trabajo como vendedores vamos a recibir en un futuro los frutos de lo sembrado en años anteriores. Nuestro volumen de ventas, nuestra relación con los clientes, la unidad o equipo con nuestros compañeros y colegas …. Todo ello nos será devuelto en función de la actitud y acción que diésemos en el pasado.
Un buen trato a nuestros clientes, nos dará fidelidad de sus compras en un futuro.
Prestar ayuda a los compañeros, permitirá crear lazos profesionales más estrechos y un ambiente laboral más agradable.
La transparencia en nuestra venta, nos permitirá obtener clientes de compras recurrentes.
Un buen trabajo de prospección nos permitirá disponer de una buena cartera de clientes.
Os animo a dar una vuelta como vendedores a los consejos de Dalai Lama:
• Cuando pierdas, no desaproveches la lección que se puede aprender. Muchas operaciones se caerán, algunos clientes nos dejarán y optarán por la competencia…. Piensa en los errores que te han llevado a esta pérdida y aprende de ellos.
• No obtener lo que se quiere, es un maravilloso golpe de suerte. No te obsesiones en conseguir grandes resultados numéricos rápidos. Piensa que tus acciones actuales, aunque no sean espectaculares hoy, pueden traerte beneficios futuros. No conseguir ahora nuestros objetivos, no quiere decir que no se puedan conseguir en otro momento más oportuno.
• Nunca una discusión puede herir una buena relación. Ante tu cliente mantén una actitud positiva y equilibrada. Ante problemas, pide disculpas si es necesario y plantea soluciones. Nunca provoques un enfrentamiento con el cliente. De él depende nuestro negocio. Recuerda: Después de la tormenta, siempre llega la calma…
• Si cometes un error, ten medidas para corregirlo. Los errores pueden existir en la venta. Pero también articula soluciones. Los clientes pueden ser comprensivos si observan nuestra buena voluntad para solventar incidencias.
• El silencio a veces es la mejor respuesta. No lleves la contraria a un cliente. No siempre hay que darle la razón, pero tampoco quitársela de forma descarada. Aprende a dominar tus silencios como herramienta comercial y evitar enfrentamientos.
Tus acciones diarias en ventas, tendrán sus resultados en un futuro. Eres libre de elegir entre realizar buenas o malas prácticas comerciales. Eres dueño de sembrar envidias o alabanzas en el equipo comercial. Tú decides que trato quieres dar a tus clientes. Todas tus acciones comerciales tendrán sus resultados. Cada causa, tendrá su efecto. En tus manos queda hacer el bien o hacer el mal en la venta….
“No todos podemos ser el mejor vendedor, pero todos sí podemos ser mejores vendedores”