lunes, 3 de febrero de 2014

Me encanta que me mires

No me he vuelto una egocéntrica engreída que pretende ser el centro de atención….. ¡¡ Ni mucho menos !!

Pero nunca he soportado a la gente altiva, que tiene más cuello que pierna de tanto estirarse, que pretende que todo el mundo les mire y observe. La mayoría de estas personas no tienen cualidades, aptitudes ni actitudes que les haga merecedores de ninguna mirada. Suelen ser impertinentes y no tienen miedo a llevarse por delante a quien sea con tal de conseguir sus objetivos. Seguro que muchos de vosotros ya tenéis varios nombres en la cabeza….

Sin embargo existen esas otras personas discretas, que consiguen llamar la atención allá donde van por su saber estar y su saber parecer. Este tipo de personas no pretenden ser el centro de atención, pero consiguen captar todas las miradas…. Sonríen, saludan educadamente, mantienen conversaciones interesantes, piensan por ellos y por el resto, son luchadores y suelen defender el bien común sin buscar el suyo propio….


Si nos fijamos, en el mundo comercial pasa algo similar.

¿¿¿ Quién no ha conocido a aquellos comerciales que les encanta hablar de sus logros, sus victorias, sus éxitos, sus ventas, sus clientes… ??? Aquellos que están encantados de sentarse en el centro de la mesa en una gran comida con compañeros, aburriendo al personal con sus historias e historietas de vendedor…. ¡¡ A esta “fauna” comercial sí que les encantan que les miren!! Se crecen con las felicitaciones, aunque en esos logros conseguidos participasen más compañeros que ahora olvidan. Sus aires de salvar vidas les delatan por los pasillos de la empresa. Están por encima del bien y del mal. Es posible que sean grandes vendedores, pero su ego no les permite poner los pies en la tierra.

Pero ojo!! Al otro lado de esa mesa, está sentado ese otro vendedor discreto, que demuestra caminando y haciendo camino, que consigue éxitos y logros sin vanagloriarse, que es cumplidor con su trabajo y con sus clientes. Qué nunca discute, si no que dialoga. Qué hace propios los objetivos de la empresa y lucha por ellos. Qué no exige, sólo pide aquello que le corresponde. Que ayuda a sus compañeros sin pedir nada a cambio…. No le gusta que le miren, porque ser el centro de atención le puede suponer conflictos con sus colegas de trabajo y de equipo, envidias que no desea y menor rendimiento en su trabajo. Prefiere seguir ahí, al otro lado de mesa, viendo como “los otros” prestan atención a vendedor engreído que jamás les va ayudar a crecer ni ser mejores en sus trabajos, porque entonces perdería parte de falso liderazgo y mediocridad como comercial.

Así que como decía la gran Rocío Jurado, Ese Hombre que tú ves ahí, es un gran necio un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido….

Tú sólo decides a que grupo pertenecer: por qué quieres que te miren o a quién quieres mirar.

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