martes, 21 de enero de 2014

El premio de la constancia

Siempre he creído que la constancia es la base del éxito en cualquier proyecto.

Esta semana una persona muy importante para mí me ha demostrado que si quieres, puedes. Si marcas un rumbo y no flaqueas, llegarás a tu destino.

Detrás de muchos logros en la vida, encontramos una historia de perseverancia y valentía. No abandono. No flaqueza.

Yo me considero constante, en mi época de estudiante, en mi vida profesional, en mi ámbito personal… Por eso, cuando me di cuenta que no podría dedicar tiempo a mi blog, porque otros intereses fundamentales para mí se interponían en mis post semanales, decidí hacer un paréntesis. Prefería hacer un alto en el camino y continuar cuando las aguas volviesen a su cauce antes que dejar de publicar semanalmente sin sentido.

Admiro a las personas perseverantes, capaces de saltar muros y derribar montañas por conseguir su objetivo. Parece fácil…. Pero no todos podemos presumir serlo. Como dijo William Shakespeare, si el hombre fuese constante, sería perfecto

Tendemos a abandonar ante la primera dificultad. Es más sencillo coger el camino fácil, pese a no llevarnos al mejor destino.


A lo largo de mi vida profesional he conocido multitud de vendedores, mejores y peores, pero el grado de excelencia siempre ha estado guardado para aquellos que nunca abandonaron cuando se presentaban problemas, que siempre avanzaban e insistían ante la adversidad.

La carrera comercial es una carrera de obstáculos. Siempre con tensión por el cumplimiento de objetivos, exigencias de clientes, cierre de operaciones……. Un vendedor debe ser consciente del camino lleno de pruebas que se plantean día a día. La constancia y sacrificio es lo que permite alcanzar el éxito.

Claro que existe la suerte, mentiría si dijese que nunca me he topado con ella. Pero la suerte se va tan rápido como vino. El mundo se mueve deprisa y hay que seguir un camino estable para no perder el rumbo.

Cada año un vendedor comienza de 0. No importan los resultados alcanzados el ejercicio anterior. Un cierre exitoso no implica cruzarnos de brazos. Un cliente que ha comprado este año, no tiene por qué comprar el próximo. Las circunstancias pueden cambiar y una negativa de un cliente a principio de año se puede conviertir en una gran venta pasados unos meses. Un cliente no interesado hoy, siempre es un cliente potencial…

Un vendedor necesita la constancia como virtud fundamental en su día a día.

A ningún vendedor le dejan el trabajo encima de la mesa. Tiene que salir a la calle a buscar a sus clientes, a cerrar sus ventas, a conseguir sus objetivos. ¿Qué mejor que la perseverancia para no fallecer en el intento?

No olvido a compañeros que nunca decaían: visitas y más visitas, negativas y más negativas de clientes, incidencias de sus pedidos, quejas….. Pero cada día se vestían con la mejor de sus sonrisas, se ponían el mejor de su calzado y salían dispuestos a continuar comiéndose el mundo y a no permitir que un obstáculo cambiase sus objetivos.

Puede que no fuesen los mejores en sus técnicas de venta, puede que no fuesen grandes comunicadores, pero tenían la virtud de ser constantes y esto siempre les permitía conseguir año tras año sus metas.

La constancia siempre tiene premio. En ventas o en cualquier ámbito de la vida, sea personal o profesional.

Y cerrando con Napoleón: Con constancia y tenacidad se obtiene lo que se desea; la palabra imposible no tiene significado.